Cuando Violet era bebé y me tocaba darle de lactar, yo tenía que asegurarme de que sus diminutas uñas de las manos estuvieran cortas, porque ella tenía el hábito de hundir sus garritas en mi pecho o pellizcarme.
Algunas madres creen que se las saben todas y a veces, sin querer, tratan de dejarte en ridículo, y hasta incluso pueden mandarte a callar cuando tienes una perspectiva diferente sobre temas controversiales como la